Bien, coja el primer cubo de Rubick. Ahora el segundo, póngalo al lado. Péguelos y así sucesivamente hasta formar un bloque con 20 cubos de largo y 7 de alto. Podrá ver una maqueta del edificio, sólo que el modelo real es completamente verde. Yo entro por esta puerta cada mañana, imagine que el cuadrado es una puerta, claro.
Trabajo en la planta 17B, zona de fumadores. Por encima de nosotros sólo están los grandes jefes. Abajo, el resto de mortales, un gimnasio con piscina semi-olímpica y un restaurante con menú corporativo. Evidentemente, no podemos fumar en la sala. Salimos a la terraza.
En realidad, yo no hago nada productivo. Mi trabajo consiste en coordinar las tareas de todas las secciones, de la planta 12 a la 16. Conozco todas las caras, los nombres y los primeros apellidos. Sé dónde se sientan y el tipo de lapicero que usan. También me encargo de escribir cruces rojas en la ficha de los empleados tipo B.
Hay dos tipos de empleados. Los que no tienen miedo: tipo A. Y los que sí. También me dedico a tratar de incentivar a los empleados tipo B. Pero, cuando un empleado llega a un número de cruces rojas mensual, es despedido. Lo irónico es que cuanto más miedo tienen de ser despedidos, más cruces acumulan. Nadie sabe que esa es una parte de mi trabajo.
Salgo a fumar a la terraza de la planta 17 unas 6 veces al día. Él es el único que se atreve a pedirme un cigarrillo a veces. Me da fuego a cambio, se da media vuelta y se apoya en el muro mirando a la calle. Nunca dice nada después de darme las gracias.
Todos los días salgo por esta puerta, imagine que este otro cuadrado, el rojo, es una puerta. Cada día, justo antes de atravesarla, siento tentaciones de volver a la planta 17B y poner una cruz en su ficha. Pero soy incapaz de dejar de fumar.