viernes, diciembre 03, 2010

Hielo volcánico



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Who’s Afraid of Virginia Woolf?

Sam Weber















El marchante de arte dijo ''no me gusta ese cuadro'' y contesté ''quizás podamos cambiar el marco''.


Antes tus ojos eran luces de neón, tenías saltamontes por pestañas y una coreografía de elefantes blancos rodeándote las pupilas a ritmo de vals. Les poníamos motes a todos los rojos: ''Carmen, sí'', ''¿verme yo?''... y tus labios se pintaban sonrisas rojas -¡oh, esas sí que eran rojas!- al ver el ordenado caos de nuestro lenjuage. Antes miré a través de tus ojos y vi como el tiempo se derretía o las ballenas se encogían como sardinas.

Llegué a pensar que el arte estaba hecho de espejos de hielo volcánico.

Pero no sé cuándo dejaste de ser ''antes'', en un abrir y cerrar de ojos se quebraron las alas de los saltamontes, se pisaron los elefantes que bailaban sobre tacones, se fundieron las luces, se acabó la función y ''cerrado por desequilibrio de color''. Los cuadros, las pinturas, incluso los bocetos estaban dibujados con una falta de perspectiva que sólo provocaba el deseo de cerrar los ojos.

Llegué a pensar que helarte era estar hecho de volcanes de espejos rotos.

Entonces llegó un sonido rosa palo y me detuve a escuchar con calma viendo que, en realidad, eran los ecos rojos de una risa blanca...

aún no estaba todo perdido.


El marchante de arte dijo ''no me gusta ese marco'' y contesté ''quizás tengamos que cambiar el cuadro''.

 
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